domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Cuándo muere la belleza?

Anoche se me hizo tarde y olvidé tirar la basura, necesitaba despejarme y aproveché para dar una vuelta, era un viernes frío, con poca gente en la calle. Podía oír el sonido de las hojas muertas que el viento deslizaba en el suelo, el ruido de una farola al fundirse y el de los cartones que un hombre recogía. Tiré la bolsa, sin poder evitar perderle de vista, llevaba una camisa deteriorada, olía a sudor y un poco a alcohol, pero sobretodo a sudor, vi que llevaba alianza de casado, él, que no parecía ser consciente de que le observara, arrastraba dos grandes cartones por la acera y los colocó bajo un soportal, una manta y una bolsa eran sus únicas pertenencias. Ambas las llevaba en un carrito de bebé, parecía cansado pero su mirada era serena. ¿Quién era y quién había sido? Me pregunté, estaba o había estado casado, probablemente hubiera tenido un hijo hace tiempo, un hogar y puede que un trabajo…seguro que como yo estudió, planeó una vida que no creo que estuviera destinada a aquello.

No es que me sorprendiera ver a un “sin techo”, por desgracia hay muchos en todas partes, me sorprendió que pese a aquel aspecto sucio y deteriorado, se podía observar un vestigio de antigua belleza en su cara, debió ser muy guapo de joven. Tenía percha como para imaginarle en una oficina o en un banco, era de esas personas que nunca pierde la elegancia y la seguridad al caminar. Recordé las estrellas fugaces, las más brillantes de todas y las que menos tardan en apagarse, esa imagen podía ser todo lo que quedaba de su estrella.

La belleza no muere cuando envejecemos, muere cuando estamos solos, cuando un maldito vicio nos quita la libertad y nos aleja de los que queremos y nos quieren, muere cuando el orgullo no te deja ver, cuando ya es tarde para todo ¿por qué damos lugar a que sea así? Conservar la belleza, es conservar lo que llena tu vida, esto es más de lo que creemos, nuestra vida se llena de pequeñas y grandes cosas. Para que se entienda terminaré, contando un cuento que me enseñaron, porque si no, este blog no debería llamaría así:

Un profesor de filosofía, quiso explicarles a sus alumnos de que se componía la vida, cogió un bote de cristal y en él metió muchas pelotas de pin pon. “Estas son las cosas principales que todos necesitamos para vivir”,dijo, sin embargo, en el bote quedaban huecos que rellenó con canicas. “Estas son todas las personas que queremos, sin ellas, estaríamos solos”. Pero en el bote de la vida seguía habiendo sitio, para algo más. “Esta arena, es pequeña grano a grano, pero cuando la juntas, se hace una montaña, son las pequeñas cosas que de verdad nos llenan todos los días”. Y la arena llenó todos los huecos vacíos que quedaban. Todo lo que tenemos es importante, desde lo más simple que hagas hasta lo más grande, en nuestros botes, sólo hay sitio para lo que nos hace feliz, ni más ni menos. Las drogas, el orgullo, la tristeza o la soledad no deberían estar en el de nadie.

1 comentario:

chiri dijo...

Me gusta como plasmas tus pensamientos convertidos en letras lanzados al folio en miles de pequeñas flores que alegran el minuto de lectura. Una foto muy sugerente, buena elección. Mi corazon se ha alegrado con esta lectura y me ha servido para reflexionar y valorar la arena.