Todos los para siempre que se quedaron en las canciones, vendrán conmigo a contemplar tu mirada desde los acantilados color esperanza. Lo único gris que existe allí está encima de mi cabeza, dejando pasar ávidos rayos de sol que recuerdan a tus caricias. Ya siento el frío en mis labios, el entumecer de mis manos y sin embargo me fundiré cada noche soñando tu cuerpo.
Te quiero, es un lastre que no puedo tirar. La última vez que puede verte, tu mirada me atravesó como si yo fuese transparente, te solía sonreír desde la ausencia, tan cerca y tan lejos, siempre y a la vez nunca contigo.
Lugares y tiempos distintos entre los dos, ya no quieren coincidir.Sólo soy una extraña que lloró promesas, una veleta que gira perdida desde que no te siente respirar, la música que sin que tu lo sepas habla de ti.
Adios, piernas y puertas cerradas después de que no volvieras a pasar. Hace un año me senté a escribir, creyendo que para siempre nos volveríamos a ver, tu luz como la de las estrellas nunca se apaga y sin embargo aquello se extinguió como un doloroso fuego lento...para siempre.
Soy como la roca golpeada por un mar furioso, insiste en derribarla, pero nunca se hunde, yo no me lamento por lo que no fuimos, ni por lo que no me diste, sólo lamento que no dijeras adios. En algún lugar, al que siempre pertenecerás, me despido sin ti y prometo no volver a quererte para siempre.
