martes, 30 de noviembre de 2010

El pasado que siempre está presente


El “carpe diem” es conocido como un agarrarse al presente, el presente es vivir un instante que se escapa. Pero ¿alguna vez has querido congelar un instante? Seguramente es algo que todos hemos deseado alguna vez.

Aún recuerdo ese instante en el que sonreíste, yo lo conseguí, congelé aquella sonrisa y la guardé durante años. Hasta que un día, el sólo instante dejó de existir y como en una película empezaron a aparecer muchos de ellos. Les llaman recuerdos, a los instantes que se van y a la vez se quedan, la mitad de ellos desaparecen sin más al poco tiempo, otros duran años y ni si quiera sabemos que aún los llevamos, sólo algunos permanecen para siempre y viven del instante para ser recordados.

Y allí estaban, todos los recuerdos de una vida contigo, esta vez no tenía miedo a perder, la ventana, la lluvia que se veía a través de ella y su murmullo, desaparecieron a la luz de una tarde contigo, un beso que aun sentía en la piel, imágenes nítidas, frases hechas con el sonido de tu voz…Había perdido todo el contacto con la realidad, y cuando desperté de aquel recuerdo sólo quedaba yo misma cara a cara con el presente.

No somos sin los recuerdos, y al final los dolorosos los enterramos dejando paso sólo a los que nos hicieron de verdad felices, y aún con lágrimas te hacen sonreír, porque sabes que hay instantes maravillosos donde menos lo esperas.

El cuadro "Sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar" es de Salvador Dalí"

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